El fundador de Caracolí, Don Rodolfo Ceballos, nació en la población de Santo Domingo el 13 de abril de 1.863, hijo de Concepción Ceballos. A muy corta edad quedó huérfano y en condiciones muy desfavorables para hacerle frente a la vida. A los 15 años, se ofreció para prestar el servicio militar y luego cuándo volvió a su tierra de origen, se asocia con un negociante, don Alejo Patiño, con quien compartiría grandes aventuras en el futuro. Ambos se arriesgaron a viajar en busca de la diosa fortuna, fue así como llegaron al lugar poblado de árboles caracolíes, donde acamparon para iniciar el desmonte al día siguiente. Realizaron varios trazos iníciales, de lo que hoy es la calle principal, levantaron cuarenta ranchos de paja, los que alquilaron y vendieron posteriormente a nuevos colonos que iban llegando procedentes de "Sardinas de la Plata", este pequeño caserío, fue bautizado con el nombre de Caracolí.
DON RODOLFO CEBALLOS
EL FERROCARRIL DE ANTIOQUIA, VIDA DEL MUNICIPIO.
Desde la mitad del Siglo pasado cuando el Estado Soberano de Antioquia empieza a mostrar un incipiente desarrollo, surge la necesidad de construir una vía de comunicación más rápida y cómoda que los caminos de herradura utilizados hasta entonces para incrementar el comercio de importación y exportación. Después de estudiar varias alternativas se opta, en 1.873 por construir un "Camino de Carriles de Hierro" entre Medellín, su capital y en un sitio determinado en el río Magdalena. Desde que el ferrocarril de Antioquia empezó a extender los rieles para la línea férrea que se construía de Puerto Berrío a Medellín se utilizó como vía regular de comunicación el camino denominado “La Banca”, para transportar la carga de Pto. Berrío hacia el oriente del departamento y Medellín; pasando en ocasiones por San Roque y en otras por Cisneros. El 7 de agosto de 1.897 se inauguró el servicio de tren en Caracolí, su llegada trajo la esperanza y el desarrollo a los habitantes de este bello lugar. Su recorrido de Medellín a Puerto Berrío, cada día dejaba en esta estación férrea turistas con ganas de invertir, buscar mujer y un mejor futuro. Fueron muchas las familias que surgieron debido al paso del tren, muchos contratados directamente por la empresa ferroviaria y otros informalmente subsistieron con sus ventas de morcilla, leche con bocadillo, pescado frito, cigarrillos, avenas y mil cosas más.
EL DÍA QUE EL TREN NO REGRESÓ
El 10 de enero de 1.999, en Caracolí, el tren dejó de pasar y prestar sus servicios. Debido a la privatización, el Ferrocarril fue vendido a FERROVIAS, empresa privada que fracasó y abandonó vías y maquinarias. Allí murieron las esperanzas de toda una región que paso a paso muestra los indicios de una crítica agonía. Llegó la pobreza, el hambre y el abandono. Paso a paso las familias fueron desplazándose a otros lugares en busca de un mejor porvenir. Las estaciones ferroviarias se fueron derrumbándose por el abandono, las tejas se fueron cayendo. Un lunes del año 2.001, llegaron los dueños de los ajeno y sin nadie darse cuenta, se robaron la campana que en tantos años anunció la llegada del tren. La campana de Caracolí era la única que sobrevivía de la época que llegó el ferrocarril a Antioquia.
Hoy muchos de sus habitantes todavía esperan el tan anhelado regreso de ese gigante que con su estruendoso sonido y su pila de humo llenó de vida y prosperidad su municipio; todavía esperan el regreso del tren.